También en el año 2010, en la playa de Juan Dolió, en República Dominicana, como buen turista fui a nadar, pero observe que la playa tenía forma de herradura donde entraba la corriente y salía por otro lado. Independiente a esta particularidad decidí entrar, pero en ese momento veo que un nadador ya agotado trataba de llegar a la playa, lo que considere necesario brindar una ayuda pues había recibido clases de salvamento acuático y él me informaba que ya no tenía fuerza. Realice una técnica cuerpo a cuerpo levantándole el pecho logrando sacarlo a salvo. Me fue muy difícil porque no estaba en condiciones para hacerlo. Posterior al evento y meditando, me percate que rompí el protocolo de seguridad personal, porque era necesario utilizar un recurso externo para realizar el salvamento ya que me superaba en peso.
P.D. Pudo haber sido fatal para ambos.
